Patente de genéricos, todo un caso
Desde hace varios años los medicamentos genéricos se han convertido en una buena opción para la economía de las familias en varias partes el mundo, pues sus costos están por debajo de los precios de la de patente; los hay desde 40% de descuento y otros tantos llegan hasta el 75%.
El funcionamiento de los medicamentos genéricos ha venido a brindar apertura al mercado; actualmente, la patente de un medicamento es exclusiva de la farmacéutica que lo genera por 20 años; pasado este tiempo la fórmula puede ser reproducida por otros laboratorios. Lo anterior permite que exista una competencia de mercado y a la par acerca medicamentos especializados a personas que no cuentan con ingresos suficientes para pagar la de marca.
¿Pero qué pasa cuando la industria farmacéutica y algunos empresas se ven amenazadas por este tema?
Es el caso de Estados Unidos que, según los autores Gregory H. Jones, Michael A. Carrie, Richard T. Silver y Hagop Kantarjian, frena la llegada de los genéricos para no perder ventas: “Las compañías farmacéuticas tienen hoy una única misión: maximizar los beneficios para los accionistas y las bonificaciones para los directivos aún a costa del perjuicio y la muerte de los pacientes”, comentó Hagop Kantarjian, profesor del Centro Anderson para el Cáncer de la Universidad de Texas (EE. UU.) y uno de los autores de este informe.
Para muestra de que el informe de estos expertos es un acercamiento a la realidad, está el ejemplo de Daraprim que en el 2015 fue noticia. Daraprim es un medicamento cuyo principio activo, la pirimetamina, se ha usado contra la malaria y para combatir la toxoplasmosis.
La compañía Turing Pharmaceuticals se hizo de sus derechos de venta y elevó su costo de 13.50 USD a 750 USD en cuestión de horas, mandando al fundador de la compañía a los tribunales. Aunque Daraprim fue el caso más extremo, existen otras historias que muestran cómo las farmacéuticas frenan la llegada de los medicamentos genéricos para monopolizar su distribución y por supuesto su costo.
El informe también deja a la vista un fenómeno que ha ido creciendo, el incremento de los precios en medicamentos genéricos. No es de extrañarse que las farmacéuticas se sumen a estas tácticas de patentes, pues la mayor parte de estas empresas se dedican a presionar a los políticos estadounidenses del senado para llevar a cabo su cometido, utilizando tácticas para hacer aún más herméticas las legislaciones sobre régimen de patentes y propiedad intelectual e industrial.
Aparte de la presión política, las farmacéuticas se valen de otros métodos no tan ortodoxos como: pagar para retrasar la llegada del genérico, que las grandes farmacéuticas le paguen a los pequeños laboratorios para que no lo produzcan o para retrasar su lanzamiento.
Prueba de lo anterior es el caso de Cepholan, farmacéutica que entre 2005 y 2006 firmó con varias compañías de genéricos para que no lanzaran sus versiones de un medicamento para tratar problemas del sueño (que entonces estaba de moda) el “Provigil”. Finalmente Teva Pharmaceutical Industries, tras comprar Cephalon, acordó con la FTC compensar a aseguradoras, farmacias y usuarios con 1,200 millones USD por esta falta.
Algunas otras tácticas incluyen que la misma compañía distribuya su versión genérica, aunque esto no está legalmente permitido en algunos acuerdos sobre patentes.
Estados Unidos no es el único afectado, la Comisión Europea reveló que para finales de 2014, 39% de los acuerdos incluían alguna limitante para la entrada de medicamentos genéricos en el mercado y el 12% añade algún tipo de compensación por parte de la dueña de la patente.
El negocio entre farmacéuticas grandes y laboratorios pequeños deja a merced de la justicia el futuro de miles de personas enfermas que necesitan mayor accesibilidad económica a los medicamentos.
“Se trata de un cambio fundamental en su misión tradicional que era dual: ayudar a los enfermos mientras lograban beneficios razonables”, Hagop Kantarjian.
Como responsables de la materia y colaboradores debemos pensar que México podría marcar una diferencia en los grandes escándalos de las farmacéuticas, dejando a un lado el interés monetario y poniendo como prioridad el bienestar de las personas.
Fuentes consultadas:
El País
Youtube
Blood Journal